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martes, 30 de noviembre de 2010

Crónicas de sueños vividos o 5-0

La gente se levanta, cartulinas plastificadas en mano, alzadas al cielo. Los corazones se ensanchan, la piel de gallina, la voz tiembla al entonar el himno que sus abuelos les enseñaron y que ahora ellos cantan a sus niños. Más de 98.250 almas en pie saludan al equipo de sus sueños mostrando al mundo un mosaico monumental dónde se puede leer: Barça, t'estimo y ver: la senyera y la bandera blaugrana, a banda y banda. Los bares a rebozar. En casa, todo el mundo agarrado al sofá, la tele muda, la radio en marcha. Los amigos se pican bromeando, los merengues sacan su rabioso orgullo y los culés nuestra sufridora ilusión, innata. Nervios a flor de piel, uñas que se despiden, bufandas que son arrugadas, ojos atentos, puede pasar cualquier cosa.



Onze jugadores vestidos de azulgrana saltan al campo. Concentración. Todos conocemos sus nombres. Ocho de ellos se han hecho futbolistas -pero sobretodo personas- en este Club. Nueve de ellos se levantaron cada día de su infancia y adolescencia viendo despuntar el sol tras el Camp Nou, soñando, entre suspiros esperanzados, algún día pisar su hierba, algún día participar en un partido cómo éste. Ellos no piensan en nada, sus mentes están impermeabilizadas. No oyen el brugido furioso de una afición entregada desde el minuto 0, ni se percatan de todos los ojos clavados en los suyos. Se colocan mientras el gran capitán, Carles Puyol saluda a Casillas y al árbitro. La monedita vuela y cae a favor nuestro. Puyol escoge nuestro campo. El viento es helado, el cielo está nublado, no se ve la luna, pero a nadie le importa. Un pitido inicial nos acelera las respiraciones, los latidos de nuestros corazones, empiezan los gritos, empiezan los nervios, empieza el espectáculo.


Ayer vivimos una noche histórica, soñada, deseada, hermosa. No jugamos, nos paseamos encima de un rival que en ningún, repito ningún momento opuso resistencia alguna. Lo de ayer fue un rondo espectacular, gigante, enorme, constante, un rondo azulgrana, un juego dónde diez de blanco trataban de hacerse con la pelota. Sin éxito. Espectáculo, festival, orgasmo sin fin, los nombres se acumulaban igual que los minutos y los goles llegaban al ritmo que nuestras sonrisas aparecían para no marcharse en muchos días. Xavi, asociado con Iniesta, ambos estelares, uno, Pedro, tras un rechazo de Casillas a chut de Villa, dos, Villa, tras el rondo más rotundamente maravilloso jamás visto, tres, Villa, a pase del mejor jugador del Mundo, Leo Messi, cuatro y Jeffren, a tres minutos de haber salido y a nada del pitido final, como guinda al pastel,cinco. Un cinco que hizo levantarse al Camp Nou y a Catalunya entera con la palma extendida saludando a los blancos, un cinco humillante y glorioso que sólo ensancha una vez más nuestra leyenda. El día en que el Futbol Club Barcelona cumplía su 111º aniversario, mostramos al mundo entero quién juega aquí a fútbol, pusimos al Madrid en su lugar con una auténtica, real e inolvidable paliza con todas sus letras, 90 minutos de placer y éxtasis sin fin con un fútbol que no puede ser mejor, con un juego que se convertirá en eterno, una superioridad redundante e incuestionable, una fiesta para toda la afición, un gozo para los sentidos. No vieron la bola. Así de simple y llano, no la vieron. Los goles se sucedían, como resultado inevitable de un juego de toque, de posesión y de ofensividad, un juego que resume la esencia blaugrana, toda nuestra historia y todo nuestro futuro y esto es, señores, la esencia del buen fútbol. Porque esto, aunque cueste tanto de ver...esto, es fútbol.


Esta mañana se ha levantado nublada pero a nadie le ha importado. Brillaba el sol para nosotros. Hacía frío y había colas interminables en la carretera. La gente andaba despistada, soñolienta, con los ojos medio cerrados. Afónicos, quiénes prácticamente no se habían ido a dormir callaban con una sonrisa. Banderas y camisetas omnipresentes por todos los lados. Los periódicos en las mochilas, las portadas en las manos. Manos que saludaban con sorna a los amigos merengues, manos extendidas para que se vieran bien claros los cinco dedos. Los móbiles continuaban echando humo. Mensajes de primos, amigos, família, parejas. "No han sido 8, pero si 5", "¿A ver si le dan una pelota al Madrid no? Que se aburren!", "Choca esos CINCO!", "CINComentarios", "Van Xavi, Pedro,Villa y Jeffren ¿lo pillas? La defensa del Madrid tampoco", "Dame una Mou cinco estrellas"...

Hoy he llegado tarde a clase. Hoy todos hemos hecho un poco tarde, pero cuando nos abrían las puertas sonreíamos y nos sonreían. Somos felices.

Hoy Catalunya se ha levantado tarde. Normal, ayer estuvimos en el cielo.


Francesca Blanch.

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