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domingo, 25 de mayo de 2008

Mi homenaje al campeón


Era ya muy tarde. Ya estaban muy cansados. Terriblemente agotados. Noventa minutos de infarto, sin parar, jugando al futbol al máximo nivel. Dos viejos conocidos, cara a cara. Un partido a cara o cruz. El partido. La final de la champions. Los dos luchaban con todo su potencial. Los mejores jugadores, las mejores inversiones, la mejor táctica, la mejor mentalidad. Pero solo uno puede ganar. Solo uno.

Cerca de la medianoche. Un gol de Cristiano Ronaldo en la primera mitad habia adelantado a los diablos rojos, pero Lampard, en la segunda, puso en tablas el partido. Y asi quedaron tras el pitido final.

Y luego...la prórroga. Un chelsea luchador arrebatia contra Van der Sar con todas sus fuerzas, pero el Manchester no lo permitió. Aunque los blues merecieron ganar, porqué el Manchester solo se vio en la primera parte, no fue así, y llegamos a los temidos penaltis. Lo peor del futbol.


Cuando toda la responsabilidad recae en un portero y un jugador...y Cristiano falló. Y no quiso mirar más. Tenia miedo. Miedo a lo único que Cristiano Ronaldo tiene miedo en la vida. A perder. A no ser el mejor. Y se tapaba la cara. Y pedía a sus compañeros cuando iban. No lo sabia. Estaba perdido, se sentia abrumado, se sentia fatal.

Pero la diosa Fortuna es caprichosa como pocas. Y Terry, teniendo el titulo en sus pies, resbaló. Y Anelka falló. Y la euforia se desató.


La lluvia que caia sobre los rostros de los jugadores se mezclaba con sus lágrimas. Lágrimas de felicidad, de euforia. Las lágrimas de un Cristiano tumbado en el suelo, tapándose la cara con las manos, llorando como un niño pequeño. Lágrimas de puro dolor, de culpa, las de Terry. A Terry no le consolaba nada ni nadie. Ni su entrenador, en el hombro del cual se apoyaba llorando, mientras este le susurraba palabras de ánimo. Un gran hombre, Grant, sin duda.

Todos lloraban. Todos. De felicidad o de dolor. Porqué por suerte o por desgracia, en el futbol, solo hay un ganador. Y el que no gana pierde. Y John Terry no olvidará en su vida que resbaló teniendo la champions a su alcance. Y Cristiano no se quitará de la cabeza esta noche.

Ni Nani, que con la cabeza abierta y la camiseta del revés saltaba como un canguro, y el y Anderson, los niños, cantaban y bailaban. Y Van der Sar, el idolo de la noche, era felicitado como tal.

Aplaudieron a un valiente Chelsea que mereció la victoria. A un lloroso Terry y un equipo debastado. Y alzaron a la orejona como unas 20 veces...


Felicidades a todos los aficionados al Manchester United, y a todos los aficionados al futbol en general. Porqué la Champions es de todos. Todos la vivimos, todos la soñamos y todos la lloramos. Viva el futbol y viva el Manchester.


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