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domingo, 11 de julio de 2010

Lágrimas de ilusión, tristeza y felicidad.


Hoy es el día de la esperanza, la ilusión, la fortuna, la suerte. Hoy se decide la felicidad de muchas personas, gente que, amantes del fútbol, entienden a este como símbolo de un país, el suyo. Hoy Holanda y España se enfrentan en una final del mundial en que no existen grises, el ganador se lleva la gloria, el esplendor, el elogio, la felicidad y el orgullo y el perdedor se va con las manos vacías y el alma herida. El naranja de los tulipanes y el rojo de los españoles tiñen las calles de un Johannesburg que les ha acompañado a ellos y a todos los demás en su andadura durante todos estos días, una ciudad que brilla con una ilusión que no es suya, pero que comparten con todos como si lo fuera. El Soccer City se tiñe de colores cálidos y recibe con los brazos abiertos aficionados de todo el mundo. Se ven banderas brasileñas, algún mexicano con su gorro, africanos con sus vuvucelas, multitud de colores en minoría porque gobiernan el panorama el rojo y el naranja.

Hoy es un día muy especial para muchas personas. Para ambos supondría el primer mundial, pero para España esta es la primera final. En Holanda su capitán se despide del mundo del futbol, ofrece su juego al último de los matches, al más especial, Gio nos dirá adiós hoy.

En el palco, los príncipes de Asturias y la reina, William de Orange y su esposa a su lado y centenares de personalidades del mundo del deporte y la política, nadie quiere perdérselos. En los bares decenas de aficionados con los rostros pintados, banderas y muchas cervezas esperan con ansiedad el pitido inicial para dar rienda suelta a su renacido entusiasmo. En las casas las famílias se sentarán en los sofás para ver juntos en la televisión lo que nos regalen estos magníficos jugadores, y lágrimas y ríos de tinta correrán como nunca hoy, mañana y los próximos días. Palabras como Gloria, Historia, Cielo, Éxtasis...serán las más recurrentes en el imaginario por definición muy original de los periodistas deportivos del mundo. Quienes amen a la Orange llorarán con dolor los goles de Villa y la derrota les hundirá en una momentánea depresión que sanará con la esperanza de una nueva Eurocopa, un nuevo Mundial. Quienes amen a la Roja gritaran cada gol, cada palo y cada jugada, se pondrán de pie para cantar un himno sin letra y llorarán de emoción o tristeza cuando el árbitro calvo más desastroso del mundo pite el final. Yo ya estoy triste ahora. Mis lágrimas serán compartidas entre el ganador y el perdedor, lloraré al jugador que hizo que una niña pequeña sintiera algo por 22 tíos vestidos de corto persiguiendo una pelota y cambiara su vida para siempre, quién ya nunca más volverá a sentir el olor de la hierba un domingo por la tarde, Gio, y lloraré las lágrimas de Pedro, Puyol, Busquets, Piqué, Villa, Casillas, Javi etc. sin remedio. Lloraré gane quién gane, por que pierda quién pierda me dolerá en el corazón. No puedo posicionarme, no puedo ir en contra de nadie. Siempre he querido a la Orange, mis sentimientos no cambiarán de un día para otro. Mis ojos brillan de orgullo cuando veo marcar a Villa, cuando veo luchar a los jugadores del Barça, del Athletic, del Sevilla...

Disfrutad del partido, gritad y sed felices ante un partido que hará historia. Llorad de felicidad y no penséis en nada más que en el fútbol, en el juego, en vosotros mismos.

Mucha Suerte a ambos,

¡Ánimo Orange, Ánimo España!

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