Fuera de la habitación, en una calle nada céntrica de una ciudad sin importancia los coches pitan, los jóvenes gritan, las banderas blancas ondean. Dentro de casa reina el silencio. Los que han compartido el match con sus amigos se han marchado a sus casas sin ver la entrega de la copa. Una copa que no nos pertenece, una copa que ha ganado el Madrid con un gol de Cristiano en un partido que, y todos coincidimos en eso, hemos jugado honrosamente y al más alto nivel. Ha ganado el primer que ha marcado. Nadie se ha arrugado. Es por eso que no existen reproches hacia nuestros jugadores, nuestro entrenador o nuestro club. De hecho quisiera felicitar con todo mi corazón sufridor al árbitro, el señor Undiano Mallenco, quién ha sabido llevar con maestría el partido y no se ha visto sobrepasado en ningún momento por las circunstancias. Gracias y muchas felicidades, hacía tiempo que no veía un buen arbitraje.
Ha sido un buen partido. Con eso no me refiero a que haya sido vistoso ni que haya habido mucho fútbol, que ha habido. Sencillamente el Madrid ha salido al campo con un planteamiento defensivo férreo que nos ha recordado a todos el año pasado contra el Inter. Mourinho vió que le funcionaba jugar a cerrarse a cal y canto y ha desarrollado el único modo conocido de frenar la ofensiva azulgrana. Dos lineas inamovibles de la defensa han obstruido cualquier pretensión de ataque de un Barça que en toda la primera mitad apenas ha chutado a puerta. Además han optado por jugar a la obstrucción violenta, un juego muy feo también llamado antifútbol. Cada intento desesperado culé para traspasar el medio del campo acababa con una falta grave, patadas, codazos, violencia verbal, tensión.
En la segunda parte hemos vuelto a ver al Barça reconocible y admirado. Hemos explotado las grietas, hemos cansado a los blancos, hemos entrado sin miedo, nos hemos movido por el campo como a nosotros nos gusta. Incluso el bueno de Pinto (titular, por supuesto, grande Pep fiel a su palabra) se ha atrevido a regatear fuera del área a Adebayor. Y Pedro ha marcado un gol anulado por un orsai milimétrico. Esta segunda mitad se ha esfumado rápidamente y ha llegado la prórroga, dónde nadie quería perder nada, dónde el Barça seguía dominando pero el Madrid no se adormecía. Y Cristiano Ronaldo, en una jugada técnica preciosa, debo decirlo, ha marcado el gol de la victoria blanca. Y el gol azulgrana de Mestalla ha enmudecido. En casa nadie se movía. Han pasado los minutos y los segundos y las dos partes de la prórroga y ha sonado el pitido final. Algunos no se lo creían. Pero si, acabábamos de perder la Copa. Hemos perdido la Copa.
Pero no se vale ahora ser fatalistas, tirar la toalla. No hay quejas hacia el equipo, no hay reproches, solo ambición. Que la gente está más que jodida? Sí. Que los jugadores lo sufren aún más? Sí. Pero tenemos la Liga, nos queda la Champions. Wembley. Semifinales contra el Madrid. Y Mourinho no innovará una estrategia, Mou mantendrá el juego ultradefensivo de hoy. Hoy lo hemos sufrido. Hoy lo hemos superado. El entrenamiento perfecto. Qué mejor que un ensayo antes de la gran semifinal? No estoy desmereciendo para nada la Copa, solo estoy rescatando el lado positivo de un buen partido. Nos espera Wembley, no lo olvidéis. Y antes la Liga. La decepción se convertirá en ambición. No tengo ninguna duda.
Ha sido un buen partido. Con eso no me refiero a que haya sido vistoso ni que haya habido mucho fútbol, que ha habido. Sencillamente el Madrid ha salido al campo con un planteamiento defensivo férreo que nos ha recordado a todos el año pasado contra el Inter. Mourinho vió que le funcionaba jugar a cerrarse a cal y canto y ha desarrollado el único modo conocido de frenar la ofensiva azulgrana. Dos lineas inamovibles de la defensa han obstruido cualquier pretensión de ataque de un Barça que en toda la primera mitad apenas ha chutado a puerta. Además han optado por jugar a la obstrucción violenta, un juego muy feo también llamado antifútbol. Cada intento desesperado culé para traspasar el medio del campo acababa con una falta grave, patadas, codazos, violencia verbal, tensión.
En la segunda parte hemos vuelto a ver al Barça reconocible y admirado. Hemos explotado las grietas, hemos cansado a los blancos, hemos entrado sin miedo, nos hemos movido por el campo como a nosotros nos gusta. Incluso el bueno de Pinto (titular, por supuesto, grande Pep fiel a su palabra) se ha atrevido a regatear fuera del área a Adebayor. Y Pedro ha marcado un gol anulado por un orsai milimétrico. Esta segunda mitad se ha esfumado rápidamente y ha llegado la prórroga, dónde nadie quería perder nada, dónde el Barça seguía dominando pero el Madrid no se adormecía. Y Cristiano Ronaldo, en una jugada técnica preciosa, debo decirlo, ha marcado el gol de la victoria blanca. Y el gol azulgrana de Mestalla ha enmudecido. En casa nadie se movía. Han pasado los minutos y los segundos y las dos partes de la prórroga y ha sonado el pitido final. Algunos no se lo creían. Pero si, acabábamos de perder la Copa. Hemos perdido la Copa.
Pero no se vale ahora ser fatalistas, tirar la toalla. No hay quejas hacia el equipo, no hay reproches, solo ambición. Que la gente está más que jodida? Sí. Que los jugadores lo sufren aún más? Sí. Pero tenemos la Liga, nos queda la Champions. Wembley. Semifinales contra el Madrid. Y Mourinho no innovará una estrategia, Mou mantendrá el juego ultradefensivo de hoy. Hoy lo hemos sufrido. Hoy lo hemos superado. El entrenamiento perfecto. Qué mejor que un ensayo antes de la gran semifinal? No estoy desmereciendo para nada la Copa, solo estoy rescatando el lado positivo de un buen partido. Nos espera Wembley, no lo olvidéis. Y antes la Liga. La decepción se convertirá en ambición. No tengo ninguna duda.